Un informe presentado el pasado fin de semana durante el Simposio ‘El estigma de la salud mental y los medios de comunicación’, en la Universidad de La Sabana, revela el estado actual de la bipolaridad en Colombia. Se trata de un trastorno mental severo que se calcula sufren cerca de dos millones de personas en el país, las cuales no son tratadas clínicamente y se encuentran en condición de abandono por el Estado.
De todos los individuos con desorden bipolar –señala el informe–, el 80% no ha sido diagnosticado. "Desafortunadamente el trastorno bipolar es una condición médica que se desarrolla lentamente y solo se detecta su existencia cuando ha evolucionado de forma grave o aguda", señala Jorge Noriega, director de la Asociación Colombiana de Bipolares (ACB).
Un reporte entre enero y octubre de este año presentado por la Clínica San Juan de Dios, en Manizales, destaca como primera causa de consulta externa el trastorno mental por el uso de múltiples drogas y le sigue el trastorno bilopar.
Si se suman las consultas por trastorno bipolar asociado a otros episodios las cifras se superan en un 50%, lo que quiere decir que el trastorno bipolar es bien marcado entre los caldenses.
Genética
Para el psiquiatra Germán Andrés Valencia, director científico de la Clínica San Juan de Dios, la genética influye demasiado en los trastornos mentales. "Caldas es una zona muy compleja, somos hijos de los antioqueños y según estudios de distintas universidades los cruces de familias o la endogamia es la causa para que los caldenses tengamos más predisposición a las enfermedades mentales y dentro de estas es el trastorno bipolar el que más predomina, no solo para Caldas sino para el Eje Cafetero".
Estos efectos se evidencian en la procedencia de las consultas. De Caldas, por ejemplo, la mayor consulta procede de Aguadas, Pácora, Salamina, Aranzazu, Filadelfia, Neira, Manizales y Chinchiná.
De leves a graves
El experto corrobora las cifras que presentó el informe sobre bipolaridad en Colombia, cuando afirma que la gente se acostumbró a esa forma de vida. "Hay casos leves, que pueden ser manejables, los que son poco tolerantes, se enojan con facilidad, muchos son casos de trastorno bipolar leve no diagnosticado y la persona y la familia lo ven como normal".
No obstante, reconoce que muchas personas sí consultan, pero hace falta más estudio para conocer dónde se está quedando el problema y en eso el sistema de salud tiene una importancia fundamental.
"Con este sistema es muy difícil el acceso al especialista y para que un paciente llegue a un psiquiatra le implica un trámite de tres a seis meses, lo que hace que muchos pacientes desistan de la consulta". Esta situación conduce, según Valencia, a que los pacientes lleguen muy graves a urgencias.
En conclusión, todos los seres humanos son bipolares; oscilan entre la alegría y la tristeza, pero eso no es lo mismo que ser patológicamente bipolar donde la intensidad, frecuencia y duración de los síntomas, se salen de los patrones considerados como “normales”, típicos o comunes.
Bipolar
Foto | Darío Augusto Cardona | LA PATRIA
Germán Andrés Valencia, director científico de la Clínica San Juan de Dios.
¿Cuándo empieza a manifestarse?
Se puede presentar más en el adulto joven, la persona que está entre los 15 y 30 años de edad, con un 70% de los trastornos bipolares. Pero también puede arrancar desde la niñez, entre lo 5 y los 15 años y hay otro pico que se presenta en la edad geriátrica, mayores de 65 años.
¿En los mayores de 65, se podría confundir con otras enfermedades?
Sí, depresiones del adulto mayor, otros tipos de demencia, elaboración mala del duelo, tumores, enfermedades metabólicas.
¿Este trastorno puede conducir al suicidio?
Sí, hay un riesgo muy alto. El bipolar tiene dos formas de presentación: manías o depresiones.
¿Cuáles son las manías?
El paciente habla más, puede tener ideas grandiosas, creer que tiene mayores poderes, creer escuchar voces que le hablan y que le dicen que tiene dificultades grandes y que cree ser capaz de abordarlas. Son cantidades de variaciones del humor y pasar de estar demasiado feliz a tener una depresión.
¿Y la fase depresiva?
La persona se siente anulada que no es capaz de llevar su vida. Tiene ideas de muerte, de ruina. Puede tener unos buenos ingresos económicos, pero sentir que no es capaz de manejar su mundo y su vida y suicidarse. Una época de mucho riesgo es el fin de año, cuando se disparan las cifras de suicidio.
En grupo
¿Cuándo se identifica como leve?
La ciclotimia es un trastorno bipolar pequeñito, con el cual la persona se destaca entre el grupo por ser al más alegre y dicharachero, pero tras de eso, en algunos casos, se puede esconder la depresión. Estas personas en su trabajo son muy agradables y después caen. Muchas veces se asimila que es la forma de actuar de las personas.
¿Cómo se puede abordar?
Desde la prevención hay que mirar si estas personas empiezan a tener problemas en el trabajo, si les genera mayor estrés o dificultad para manejarlo, si empieza a contar que tiene épocas en que se deprime. La otra, que es muy importante, si se asocia al consumo de sustancias.
¿Afecta las relaciones familiares y laborales?
Por supuesto, aunque no es imposible vivir con una persona con alteraciones del estado de ánimo. De hecho, si es una persona que tiene un buen seguimiento (psicoterapia, medicamentos, si los requiere; psicología, psiquiatría) puede continuar su vida usual, trabajar, llevar su familia adelante.
¿Cuando consultar?
Si el paciente no tiene conciencia de lo que le sucede, la familia es la que debe buscar una manera de ayudar. Hay que sensibilizar y buscar la manera para que la persona entienda que necesita ayuda porque tiene un problema y consulte.
¿Deben estar siempre controlados?
Con la bipolaridad y con todas las enfermedades crónicas las personas terminan cansándose de la medicación o el mismo sistema impide que tengan los controles que necesitan. Muchas EPS optan porque el médico general siga haciendo los controles, situación grave porque no se detectan las variaciones mínimas para poder prevenir las crisis que van a llevar a que las personas tengan que hospitalizarse.
¿Cómo debe ser el tratamiento?
La Ley Esperanza de Salud Mental (1616 de 2013), contempla el Plan de Tratamiento Integral, que debe ser proporcionado por “Equipos Multidisciplinarios” conformados por diferentes especialistas: psicólogos, psicólogos vocacionales, terapistas ocupacionales, trabajadores sociales y deportólogos.
Durante su intervención, se recomienda hacer ejercicio a diario, no trasnochar, respetar los horarios de sueño, no consumir sustancias psicoactivas (SPA), alimentarse sanamente, tener hábitos constructivos, no consumir alcohol o hacerlo en bajas dosis, tener relaciones sanas, fortalecer la parte espiritual sin fanatismos, entre otros.
Con relación a la cura, es importante tener en cuenta que la condición bipolar es genética, se hereda; su consecuencia es una alta vulnerabilidad del cerebro al estrés. Una vez se desata el primer episodio, se genera una cadena de nuevas crisis o recaídas. Por esto, la idea no es buscar la cura sino encontrar la estabilidad, a través de la aceptación, comprensión y concientización del trastorno.
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"En la enfermedad mental hay una poligenia, es decir, son varios genes los que están alterados y siempre tienden a repetirse".
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A diferencia de otros trastornos afectivos, la bipolaridad incide en ambos sexos casi de la misma forma. El primer episodio de hombres suele ser maníaco, mientras que en las mujeres la costumbre es que sea el depresivo.
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